¿Su bienestar o tus ideales?

Verificado
3 minutos
Foto Dos mujeres sentadas en la roca frente al cuerpo de agua y la montaña

Publicado por Estarlincito

Última actualización: 

El desafío del ego y las convicciones en la libertad de elección de cada individuo

El ego a veces nos hace desear que las personas actúen de acuerdo con nuestros valores, principios y pensamientos, sin importar si a esas personas les está yendo bien o si se sienten cómodas con su forma de ser. Es como si nos importara más nuestro bienestar, al punto de atrevernos a querer cambiar a las personas solo porque pensamos que les irá mejor si hacen las cosas como nosotros las hacemos.

Hay que recordar que cada quien tiene su forma de ver la vida, y nunca deberíamos olvidar que lo mejor es que las personas se sientan bien con su forma de ser. Si alguien se siente bien con sus tatuajes, dejémoslo ser; si se siente bien visitando discotecas, dejémoslo ser también. No es que si vemos que una persona está tomando un camino riesgoso que pone su vida en peligro, no debamos darle un consejo, pero recuerda, si es feliz como está, ¿por qué intentar cambiar su forma de ser?

"Lo único que puedes cambiar de otra persona es tu forma de verla"
-abrazatualma-

Foto Dos mujeres vestidas con camisetas deportivas azules y rojas y gafas de sol sobre una superficie marrón

Una vez tuve una conversación acalorada con una chica que tenía creencias muy arraigadas acerca de la Biblia. Yo intentaba demostrar que yo tenía la razón, pero en medio de todo eso, ella me dijo que gracias a la religión había salido de un momento muy difícil por algo que le había pasado en su vida. Y ahí está la respuesta. Es cierto que no estoy de acuerdo con las enseñanzas bíblicas, pero si eso era lo que mantenía a esa niña en pie, debía respetar su postura y no hacerla cambiar de opinión a toda costa. Al final, lo que más importaba era su paz mental, y si ella encontraba su paz mental en la religión, eso era en verdad lo mejor.

Conclusión:

Aprendí que no es bueno sacrificar el bienestar ajeno solo por querer que alguien esté de acuerdo con nuestros pensamientos. En la encrucijada entre nuestras convicciones y el bienestar ajeno, descubrimos que la verdadera grandeza radica en la aceptación y el respeto mutuo. Permitir que cada ser florezca en su autenticidad es el camino hacia una armonía enriquecedora. En el arte de amar y comprender las diferencias, hallamos la auténtica libertad y la genuina conexión humana.