El Osito: En busca de la atención perdida

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panda en bambú

Publicado por Estarlincito

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Embárcate en la conmovedora travesía del osito, descubriendo cómo supera desafíos para encontrar su verdadero yo

Había una vez, en una aldea de osos y osas, una aldea normal donde existía tanto el bien como el mal. El lugar era muy bonito, con algunos lugares un poco feos o, mejor dicho, poco atendidos. Resulta que mamá osa y papá oso habían tenido un osito. Mamá osa y papá oso tenían una vida muy inestable, ya que papá oso a veces maltrataba a mamá osa y era un poco inestable con las osas; o sea, no podía estar con una sola osa, tenía que tener varias.

El osito nunca pudo disfrutar de tener una familia donde mamá y papá estuvieran junto a el. Así que, antes de cumplir un año, dejaron al osito con la abuela osa y el abuelo oso. Los abuelos trataban de la mejor manera posible al osito, pero al no tener el cariño de mamá osa y papá oso, iba a desarrollar una mala forma de actuar que le causaría muchas dificultades en su vida adulta.

Durante su desarrollo, el osito fue creciendo y creciendo, sus abuelos le hacían promesas para que pudiera comerse la comida, como: "Come, osito, qué mamá osa viene mañana", el osito comía con todo el gusto del mundo, porque pensaba que mamá osa iba a venir al día siguiente. Desde luego, esto le iba creando decepciones, ya que pensaba que era verdad y que mamá osa iría a visitarlo.

Al no crecer con mamá, osa y papá oso, desarrolló malas actitudes y problemas en las relaciones afectivas, tales como inseguridades, miedo social, dependencia y otras males actitudes, siendo una de sus mayores desgracias, la dependencia.

Como no tuvo la atención de mamá cuando era pequeño, buscaba esa atención en cada osita que veía. Dicho de otra manera, si recibía un poco de atención de una osita, se sentía atraído y ya quería lograr algo amoroso con ella. Si caminaba por la calle o en cualquier lugar y miraba a una osita, y esta le devolvía la mirada, pensaba que debía tener algo con ella. Tenía una mirada coqueta y seductora, ya que solía mirar a las ositas como si quisiera comérselas, hablando románticamente. Era como una mirada que al lanzarla le daba un corrientazo a una osita y esta se veía obligada a mirarlo de nuevo. Si empezaba a recibir cierto trato afectivo de alguna osita, pensaba que este trato debía ser para siempre, porque cuando veía que esa osita le daba ese trato afectivo a otro osito, se sentía como si el mundo le cayera encima.

Así que, al no recibir la atención de mamá osa cuando era pequeño, buscaba a toda costa esa atención en cada osita que veía. Era como si tuviera un hambre muy grande de ositas. El osito pensaba que no era valioso y, por eso, solía ser muy romántico con las ositas, solo para tener un poco de atención y sentirse algo en la vida.

El osito reconocía que tenía problemas emocionales y que debía manejarlos. Él sabía que no era un camino fácil, pero tenía en mente la siguiente frase: "Los pasitos pequeños llevan a grandes resultados". Así que poco a poco estaba decidido a implementar en su vida lo que le hacía falta para dejar de mendigar la atención, eso era el amor propio.

"Cada paso hacia el amor propio es un capítulo épico en la historia de la superación personal"
-Estarlincito-

Ilustración divertida de un oso panda panda

El osito se dio cuenta de que le faltaba amor propio para curar esa atención que no tuvo cuando era pequeño y que lo llevó a desarrollar malas actitudes en su vida adulta. Desde luego, el osito quería hacer un cambio en su vida, pero sin mostrar indiferencia a nadie. Quería tratar a todo el mundo con el mismo respeto, pero también quería demostrarse a sí mismo que nadie necesitaba a nadie para ser feliz y que todos nacemos completos, no necesitábamos una media naranja.

El osito tomó la decisión de dar preferencia a las ositas en lugar de sentir una necesidad de ellas, ya que el término "necesitar" conduce a la dependencia. Aprendió a ser feliz solo. Si alguien formaba parte de su existencia, era bienvenido, pero si no, también estaba bien. Además, comprendió que el simple hecho de ser un osito ya lo convertía en alguien importante en la vida, entendiendo que lo más valioso de la vida es estar vivo y disfrutar cada segundo. De esta manera, llegó a la conclusión de que no necesitaba buscar la validación de otros para sentirse pleno y significativo en su propia vida.

Conclusión:

Palabras del osito: Ser un oso en la vida (ser hombre) implica asumir la plena responsabilidad de uno mismo, sin depender de nadie ni buscar la validación externa. Es abrazar con valentía y determinación nuestras propias responsabilidades, sin atribuir culpas a otros por lo que nos sucede o ha sucedido en nuestra vida, es mejor ser responsables de nuestro propio destino y forjamos nuestro propio camino con firmeza y autenticidad.